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lunes, 13 de enero de 2014

El precio del orden

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Me gusta aquí. Todo se ve tan límpio y organizado, todo tiene una lógica y una razón de ser. Los carros (aquí les dicen coches) no pitan y el peatón tiene la prioridad al atravesar una calle! Todavía no me llego a acostumbrar a que un coche frene para que yo pase, crecí acostumbrada a que a mayor tamaño tenga el medio de transporte en el cual te movilizas mayor estatus tienes para moverte en el asfalto. Por supuesto mis días de bicicleta, buseta y mototaxi me relegaban al último eslabón de esta cadena.


Me gusta aquí. Hay aparcamientos (espacios de parqueo) subterráneos, las calles están limpias y las zonas de parqueo definidas, zonas de juegos para niños cada cuatro cuadras y lo mejor, las vías están acordonadas por un carril bici. Todo es señalizado y rigurosamente medido y controlado. Orden, lógica, razones y argumentos, los hay por montones. Todo esto debía tener un precio y poco después de llegar le pusimos una cifra.

Pocos días después de llegar a España empezamos los trámites de legalización de mi residencia en este país, para lo cual debíamos viajar a Toledo, la capital de la provincia donde vivimos, en Castilla la Mancha. Como mi hermano, quien vive en Alemania, estaba en España de visita, aprovechamos hacer de este pequeño viaje tramitológico una visita turística a la bella ciudad. Luego de dar varias vueltas en las infinitas rotondas de Toledo, con apuro y temor al retraso, encontramos la oficina de extranjería y aparcamos frente a la entrada, nos hacían falta un par de fotocopias y al salir a por ellas, mi hermano nos avisó que en lugar de nuestro coche había una pegatina pegada en el suelo que ponía un número telefónico. Los de tránsito se habían llevado nuestro coche a tan solo 10 o 15 minutos de haberlo aparcado en un sitio prohibido; no lo notamos, pero el espacio era un sitio de carga y descarga.

Todavía no entiendo muy bien lo que significa "Carga y descarga" pero se supone que es un espacio destinado a coches que transportan cosas o son usados para prestar servicios. Nosotros ocupamos ese espacio sin haber visto el letrero que advertía su naturaleza. Es increíble como a solo 15 minutos de haber aparcado, nuestro coche había sido llevado sin compasión alguna a los patios; es aún más increíble que, en el momento de aparcar, llegase justo simultáneamente con nosotros una furgoneta a bajar una caja y no nos haya avisado nada, tampoco me podía creer que nadie dijese nada al respecto y todo esto haya ocurrido en el mas limpio, ordenado y controlado silencio. 

Yo me imagino la escena en la samaria: llega el policía, pregunta de quien es el vehículo, nadie responde y entonces, se empieza a amontonar gente alrededor, y antes de llegar la grúa, llega un bacán que va hasta la sala de espera de la oficina y te dice "Hey! de quien es ese carro? pilas que se lo lleva la policía!!", y si el carro se lo han llevado, seguramente podrías llegar a un acuerdo con el tipo encargado de los aparcamientos donde los ubican, diciéndole algo como "Mira, es que somos nuevos aquí y estamos recién llegados al país, mira que viajamos con una niña y nos somos de esta ciudad..etc etc etc"... También es cierto que habría que arreglar el asunto pasando alguna plata, pero no el total y esa plata no iría a las arcas gubernamentales, sino probablemente a una caja de frías de la tienda del barrio. Siendo descaradamente honestos, esto en la samaria no pasa, entre otras cosas porque la policía de tránsito esta ocupada, demasiado ocupada requisando mototaxis y las políticas de aparcamiento solo afectan algunas calles y en temporada de turismo.


Extraño la bulla de la buseta, la impertinencia del ayudante del conductor pidiéndote que te subas (aunque esa no sea la ruta que necesitas), la pitadera y el semáforo que casi nunca sirve y cuando sirve, casi nunca se respeta; el man que se monta a vender bolita y la señora que pelea con el conductor. Las calcomanías, la champeta a tope y los colores. La moto que se atraviesa y las "regateadas" entre buseticas en las horas pico. Extraño todo eso y más cuando aquí el orden cuesta 135 pavos. 




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